Los expertos nos dicen que entre los dos y los tres años es cuando se debe enseñar al bebé a usar "el orinalito" donde hacer sus necesidades como los mayores, para dejar atrás la esclavitud del pañal para mayor comodidad de las mamás pero sobre todo de los más pequeños.
Lo importante es tener paciencia y no obsesionarse con las prisas, ni regañar al pequeño si suceden "pequeños accidentes" en el intento...ante todo debe primar la madurez de nuestros niños. debemos fijarnos en si están dando ya pequeñas señales de estar preparados o no para dejar atrás los pañales. intentar que los peques lo consigan antes es inútil.
Paciencia y no dar marcha atrás para no confundir al niño son las claves del éxito.
Si observamos que el bebé mancha el pañal más de tarde en tarde, pareciendo que controla "de algún modo" sus micciones o bien, si el mismo bebé parece sentirse incómodo con el pañal, puede que haya llegado el momento de intentarlo.
El verano es una época ideal para llevar a cabo esta empresa que no es tan complicada ni difícil si se hace correctamente.
Primero podemos enseñarle al pequeño el orinalito o el recipiente que le hayamos comprado para tal fin....que se familiarice con el.
Podemos explicarle tranquilamente para que sirve y lo que debe hacer con el......os aseguro que los pequeños son esponjas muy inteligentes y que creamos o no nos entienden.
Dejar que se sienten sobre los orinalitos con el pañal puesto puede ser al principio aconsejable para explicarles de forma "ficticia" todo el proceso de "hacer el pis o la caca"......(con frases tranquilas como: mira aquí te sientas cuando tengas ganas de pis o de caca.....y cuando termines tenemos que limpiarte el culete y después tiramos de la cadena.....), para los pequeños al principio puede resultar un juego divertido que luego se convertirá en rutina necesaria.
Poco a poco nuestros pequeños se irán familiarizando con el aparato y ellos solitos cuando menos lo esperemos nos pedirán pis o caca en ellos.....el truco es la paciencia, la perseverancia y pase lo que pase no perder los nervios por esos "pequeños accidentes" que pueden suceder durante los intentos, porque podrían suponer un paso atrás en ese momento tan importante a nivel crecimiento en la vida de nuestros hijos.
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